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“Cuando cumplí diez años me diagnosticaron diabetes tipo 1, y cuando alcancé la edad de 21 años empecé a perder la visión”- declara de Diego en una entrevista reciente.
Con una voz renovada y un tono desenfadado, de Diego nos cuenta cómo con el resto visual que le quedaba terminó sus estudios y ejerció como abogada.
Sin embargo, en 2006 su resto visual se extinguió casi por completo, permitiéndole distinguir únicamente algunos contrastes entre colores y sombras.
La pérdida de su vista se convirtió en un nuevo comienzo para de Diego. Actos cotidianos como CRUZAR LA CALLE TUVIERON QUE SER REAPRENDIDOS DE NUEVO.
Comprendió enseguida que su vida había cambiado completamente y se fijó como objetivo aprender a pintar.
“Nunca antes había pintado”, -se sonroja de Diego.
De Diego nos cuenta que siempre había disfrutado de las visitas a los museos y de la pintura. Durante los siguientes cinco años invirtió su tiempo en la pintura, por lo que recibió un ferviente, clamoroso y rápido reconocimiento de múltiples instituciones europeas y populares medios de comunicación entre los que se cuentan CADENA SER, CADENA COPE y la ONCE O otioPhone Foundation, que se hicieron eco de su iniciativa.
Poco tiempo DESPUÉS, DE Diego volvió a la universidad, esta vez para cursar un grado en
Turismo, especializándose en Percepción cultural y su accesibilidad.
Durante estos años, de Diego pudo percibir en sus propias carnes las dificultades y obstáculos a que se enfrentaban las personas con discapacidad en sus intentos por acceder a la cultura.
La magia que experimentaba cuando visitaba un museo había desaparecido desde que no veía. Las audiodescripciones, aunque correctas, no eran del todo fieles a la imagen y no le daban una sensación real de estar percibiendo la verdadera intención del autor al plasmar su pintura sobre el lienzo.
Su concienciación sobre la accesibilidad en el arte la llevó a obtener el grado en Bellas Artes. “también me ilusionaba recibir clases de pintura y dibujo”, -confiesa de Diego en su entrevista. La experiencia y Turismo. “Quería enseñar Historia del Arte y su teoría, pero también me ilusionaba recibir clases de pintura”. La experiencia que había vivido mientras estudiaba delimitó y enfocó su proyecto vital definitivamente.
“No sabía que tenía una alumna ciega matriculada y, cuando la vi entrar en el aula con su bastón blanco, pensé que se había equivocado de clase”, apunta Ruth Remartínez, la profesora de dibujo de Cris de Diego.
Fue ella quien tuvo la idea de que de Diego dibujase con sus dedos y plastilina. “Empecé a pintar y a dibujar con mis dedos y mis profesores se sorprendieron porque tenía un estilo propio”, -nos asegura de Diego.
“Utilizaba elementos que formaban parte de la naturaleza, como animales, flores y figuras humanas”, sonríe de Diego. Sus dibujos trataban de retratar el mundo tal y como ella lo imaginaba, siempre fiel a su instinto y percepción de la pintura.
Incapaz de ver sus pinturas, las obras de Cris de Diego están estrechamente ligadas a su imagen mental de la obra. 2017 fue un punto de partida nuevo en su vida y en su vocación.
A través de esta obra, Cris de Diego se demuestra a sí misma y a los demás que es capaz de dibujar un árbol y pintarlo a pesar de no verlo.
Una de sus obras más aplaudidas, es, sin embargo, una de sus obras más controvertidas.
“Tina Turner siempre me a transmitido una gran fortaleza a través de su música. Yo la escuchaba mientras pintaba” -nos cuenta de Diego. “Es negra, su pelo es dorado, yo la pinté blanca. Su pelo es dorado, pero yo lo pinté rosa.
Cuando mi profesora lo vio, exclamó: ¿Pero qué has hecho? ¿Por qué le has pintado el pelo rosa?”.
Para de Diego estas decisiones tienen que ver con el instinto personal y con cómo percibimos cada uno la pintura de forma instintiva y personal.
Sus obras causaron tanto impacto que, en 2019, del 1 de marzo al 15 del mismo mes, de Diego fue invitada a presentar su primera exposición “Dibujando a ciegas” en el centro cultural El Vivero de Madrid.
Durante el tiempo que estuvo expuesta su muestra, de Diego no sólo presentó sus obras, sino que también implementó algunos de los recursos de accesibilidad que había utilizado mientras estudiaba y trabajaba en consonancia con algunos museos como parte de su proyecto artístico que desarrolla sistemas para una mayor accesibilidad en las exposiciones artísticas que tienen lugar en grandes instituciones artísticas y culturales.
De Diego aconsejó a grandes museos, como el madrileño Thyssen-Bornemisza o el londinense Victoria and Albert Museum” acerca de la mejor manera de adaptar sus obras para hacerlas accesibles a los discapacitados visuales.
El trabajo al lado de estas instituciones le permitió a de Diego impregnar sus obras con aquellos detalles que las personas que no ven se pierden.
“Cuando no ves, gran parte de los detalles de la obra te los tienen que dar, por ejemplo, las medidas del lienzo, cuántas figuras aparecen en el lienzo y su posición en el mismo”- argumenta de Diego.
Concluye de Diego que éstas son imprecisiones que las personas que ven no tienen en cuenta.
En su exposición “Dibujando a ciegas”, de Diego facilitó reproducciones táctiles de sus obras, así como una exploración guiada de viva voz a través de las mismas, de manera que los visitantes podían ser orientados y guiados a través del lienzo para interpretar el sentimiento y la intención verdadera de la autora al trazarlas.
De Diego se sorprendió al observar cómo las personas sin discapacidad también querían ser guiadas a través del resto de sus sentidos para tener otra concepción del arte.
“Les di gafas de simulación de ceguera y me pidieron que les describiera las obras que estaban explorando”.
Este tipo de exploración se ha implementado recientemente en muchos museos nacionales, incluyendo la Galería Nacional de Arte Reina Sofía y a de Diego le encantaría hacer este proyecto universal.
“Hay algo que me encantaría y es táctiles”, -relata de Diego.
En la actualidad de Diego continúa pintando y mira al futuro buscando seguir mostrando su arte, trabajando en cooperación con los museos, enseñándoles que, con un poco de esfuerzo e implicación, las personas ciegas pueden crear y disfrutar el arte, haciéndose así partícipe del mundo que ella quiere crear, uno en el que todas las personas, independientemente de sus diferencias, pueden apreciar y valorar todo lo que el arte tiene para ofrecer.
Traducción de la entrevista realizada por Raquel Suela.